Pues obviamente, no me fue permitido utiliza dicho servicio sino hasta que demostrara que en verdad no iba a:
a) Descargar Virus b) Borrar el Disco Duro c) Viera Pornografía d) Destruir la computadora e incendiar la casa.
Y pues para eso paso bastante tiempo, pero llego un día. Pedí permiso de utilizar la computadora y conectarme a internet, llegar al desktop y ver el ícono del explorador darle doble click y llegar a la página de inicio del InternetExplorer. En aquel tiempo, lo más de moda era entrar a las salas del portal de Yahoo, ya sea a chatear o jugar solitario y ajedrez contra otras personas. Ahhh, qué buenos tiempos en donde solo 16MB de Memoria RAM y un pinche disco duro de 512 MB eran suficientes para accesar a internet y disfrutar horas y horas de tecnología pauperríma pero entretenidísima.
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